5 apuntes sobre las urgencias del copago farmacéutico.
por Javier Padilla
Una y otra vez el copago de medicamentos vuelve a la escena política con más fuerza que la que su peso específico en la realidad material de la población podría merecer y, sobre todo, con menos y más pobres propuestas que la que la población más necesitada podría aprovechar.
Desde el cambio de gobierno hemos podido leer tanto a la ministra de sanidad (o cargos cercanos) como a informantes de las negociaciones entre Unidos Podemos y el gobierno del PSOE que se está planteando la eliminación del copago a los pensionistas (introducido por el último gobierno como uno de los puntos del Real Decreto-Ly 16/2012.
Mucho se ha escrito (esto de Agenda Pública recopila algunas cosas clave) sobre las reformas necesarias del sistema de copago de medicamentos y vamos a aprovechar para recopilar cinco comentarios que nos parecen especialmente relevantes:
1. Proteger a quien más lo necesita: topes de aportación a población activa.
No, la población pensionista no es la que presenta mayor tasa de abandono de la medicación por motivos económicos, sino que, en contra de lo que está más presente en el discurso político y de medios de comunicación, es la población activa, que no tiene tope mensual de aportación, la que presenta mayores problemas en el acceso a medicamentos por motivos económicos; esto se incrementa cuando además de ser población activa se es de clase social baja y se tienen múltiples patologías crónicas, pero parece muy claro que la implantación de un tope máximo de aportación por cada periodo (mensual, trimestral, semestral) tendría un impacto económico muy asumible en el corto y largo plazo por parte del sistema sanitario y además tendría un impacto enorme en aquellas personas que tienen esos problemas para el acceso a medicamentos.
2. Aumentar umbrales.
En la actualidad un pensionista con una renta anual de 17.999€ ha de aportar un 10% de los medicamentos con un tope mensual de algo más de 8€, mientras que un activo con una renta similar ha de aportar un 40% del importe de los medicamentos sin tope alguno. Además de los topes de aportación es preciso introducir umbrales por debajo de los cuales se quede extento de copagar medicamentos; esta es una medida que algunas Comunidades Autónomas han introducido mediante fondos de reembolso de copagos para rentas bajas, por lo que es probable que sea una medida que se implante con relativo consenso entre gobierno central y comunidades autónomas.
3. Itinerarios terapéuticos libres de copago.
Las políticas de reembolso de medicamentos (y el copago es una de ellas) han de buscar tener cierta repercusión sobre la calidad de la prescripción por parte de los/as facultativos/as prescriptores así como sobre la adherencia por parte de los/as pacientes. Implantar copagos similares a medicamentos de alto valor terapéutico y de bajo valor terapéutico no parece ir en ese camino.
Una vía a explorar podría ser la de diseñar itinerarios terapéuticos libres de copago para patologías de alta prevalencia, alto impacto sobre mortalidad y morbilidad y con medicamentos de alto valor terapéutico, con la idea de: I) incentivar la prescripción de las opciones libres de copago por parte de los prescriptores y II) eliminar barreras económicas a la adherencia por parte de los pacientes.
4. El fin del copago de medicamentos como forma de evitar pendientes resbaladizas.
Los aspectos mencionados en los puntos anteriores son las diferentes vías que podrían ser deseables entre la situación actual y una eventual eliminación completa de los copagos a medicamentos; la formulación teórica de los diferentes modelos de copagos dibujan opciones más o menos aceptables de acuerdo con la búsqueda de un sistema sanitario equitativo. Sin embargo, la aplicación práctica de dichos modelos plantea un aparente trade-off o compromiso entre las ansias de regulación compleja del sistema de copagos y las ansias de equidad no imponiendo barreras económicas en el acceso a medicamentos de prescripción.
El problema actual en el ámbito del acceso a medicamentos no se encuentra en los medicamentos de prescripción (y dispensación) ambulatoria, sino más bien en las innovaciones terapéuticas que se introducen en los hospitales con un alto impacto económico (y con un impacto variable en salud); seguir realizando modificaciones legislativas del modelo de copago puede suponer un coste de oportunidad (político) que impida o ralentice las necesarias reformas sobre el modelo de financiación del proceso de innovación biomédica y de la introducción de las innovaciones terapéuticas que merezcan la pena (desde un punto de vista de evaluación económica).
5. Los otros copagos silenciados.
El cuidado a personas dependientes, la atención a la discapacidad, los medicamentos excluidos de la financiación en el año 2012 a pesar de tener un importante valor añadido, gran parte de la atención bucodental, gafas y material audioprotésico, muchos métodos anticonceptivos,…, son solo algunos de los muchos aspectos relacionados con la asistencia sanitaria que no entran en el debate de la reforma del modelo de copago pero que tienen un impacto sobre la salud y el acceso a dichas prestaciones muy importante.
Por otro lado, y desde una perspectiva más amplia, lidiamos a diario con importantes «copagos» en aspectos básicos de los diferentes determinantes de salud (vivienda, transporte, educación,…) con un impacto sobre la salud probablemente más importante que el que pueda tener un copago reducido sobre medicamentos. En política no existen medidas que no traigan aparejado un coste de oportunidad, especialmente en entornos de restricciones presupuestarias importantes, por ello en ocasiones es necesario plantearse sin el camino fácil e inmediato (limitar el debate del copago a los medicamentos de dispensación en oficina de farmacia) no evita que hablemos de otros copagos que puedan tener un mayor impacto (especialmente los vinculados a dependencia o transporte, por ejemplo).
excelente para pensarmás allá del copago…y yo introduzco otra variable…otro copago invisible…el que impone el actual modelo farmacéutico, en el que se nos paga un margen comercial por la venta de medicamentos y productos sanitarios…en vez de por servicios profesionales asistenciales…es decir, las medicinas con más caras, tienen un copago, el margen del farmacéutico…debemos eliminar este sistema de remuneración, abocado al fracaso, y que tira por el retrete la capacitación del profesional de la salud más cercano a la población, y pagar, insito, por servicios profesionales asistenciales…revision de uso de la medicacion, adherencia, seguimiento farmacoterpico, etc…es decir,pagar por la mancillada palabra «atención farmacéutica»…si los farmacéuticos (sus COF) son el primer problema para implementar estas políticas, la administración debería estudiar el camino de que esos servicios, se implementen (con farmacéuticos, claro) en otro sitio q no sean las farmacias comunitarias, aunque ese debería ser susitio, creo yo…enhorabuena de nuevo por el artículo!
Este artículo da la luz en la que podemos
observar la realidad. Esto es mucho bueno y brinda averiguación detallada.
Muchas gracias por este buen artículo.