Colectivo Silesia

¿Y si lo que matara fuera el capitalismo sano?

por Usama Bilal y Javier Padilla

Recientemente la revista Lancet publicó un artículo titulado “Mortality decrease according to socioeconomic groups during the economic crisis in Spain: a cohort study of 36 million people” donde se plasman los resultados de un grupo español de investigadores. En los resultados principales del artículo se resalta que durante los primeros años de la crisis económica se ha producido un descenso de la mortalidad por todas las causas, siendo esto más acusado en los niveles socioeconómicos bajos, cosa que ha supuesto gran sorpresa en ciertos entornos y ha sido motivo de extrañeza y noticia en prensa y redes sociales.

En este artículo vamos a intentar analizar estas conclusiones a la luz de un marco teórico según el cual la disminución de la mortalidad en los primeros años de las crisis económicas no sería una rareza sino la clara expresión de que lo que aumenta la mortalidad es el capitalismo funcionando con plena salud.

Lo que ya sabíamos: la mortalidad como expresión de la actividad económica del capitalismo.

En 1922 Dorothy Thomas publica parte de los resultados de su tesis doctoral, junto con su director William Ogburn (recientemente re-publicado por el International Journal of Epidemiology). Estos resultados resaltaron por primera vez un hecho peculiar: la mortalidad parecía seguir un patrón “procíclico”. Es decir, la mortalidad sigue la misma dirección que “la economía”: cuando la economía sube, lo mismo hace la mortalidad. La investigación en este tema no avanzó mucho más hasta que en los años 70, dos investigadores publicaron estudios diferentes pero con resultados contradictorios. Por un lado Eyer, en el Reino Unido, publicaba un análisis donde encontraba un aumento de mortalidad con el crecimiento económico, con el provocativo titulo de La prosperidad como causa de muerte ; por otro lado, alrededor de los mismos años y desde Baltimore, Brenner publicaba unos resultados que contradecían los encontrados por Thomas y por Eyer: las recesiones parecían aumentar la mortalidad (ejemplo). Los estudios de Brenner fueron criticados en cuanto a cuestiones metodológicas y nunca se pudieron replicar sus resultados (ejemplo). Estudios más recientes, principalmente liderados por un lado por Ruhm y por otro por Tapia-Granados llegaban a la misma conclusión que Thomas y Eyer: el crecimiento económico mata.

Respecto al porqué de estos hallazgos, la mayoría de explicaciones se centran en una disminución de “lo que nos mata” cuando hay crisis económicas, o un aumento cuando la economía va bien. Comemos más, fumamos más, bebemos más. Además, se conduce más (más polución, más accidentes), se trabaja más (más horas extra, más polución, más accidentes). Pero con este post queremos rescatar una explicación, ya publicada en 1979 por Richard Cooper en respuesta al propio artículo de Eyer: es la prosperidad capitalista la que mata. Hay algo en el propio sistema político-económico de circulación de capital y bienes que, al acelerarse, destruye la salud de las poblaciones.

Cooper, en su artículo avanza la idea de que el sistema de producción capitalista está enteramente detrás de la principal causa de muerte en el mundo occidental: la enfermedad coronaria. En concreto, habla del consumo productivo de bienes como causa de muerte.

El Capital en menos de 900 palabras.

Repitiendo lo dicho en previos análisis encuadrados en la gentrificación:

¿Cómo conecta todo lo anterior con la salud de la población? No pretendemos detallar un marco completo de los determinantes distales de la salud (para un resumen os dejamos con este post de Rafa Cofiño sobre las causas de las causas.) Pero sí pretendemos añadir un elemento poco utilizado en estos marcos, y que creemos ayuda a entender los efectos negativos de la gentrificación. Este elemento podría resumirse en esta hipótesis*: cada vez que el ciclo M-C-M’ del capitalismo da una vuelta, alguien pierde un DALY [disability-adjusted life years — años de vida ajustados por discapacidad]. […]

Las maneras en las que las “vueltas a este ciclo” afectan a nuestra salud pueden ser variadas:

  • Empeoramiento de las condiciones de vida de los anteriores residentes: “propietarios ausentes”, que no reparan o incluso empeoran activamente las condiciones de la vivienda, con el fin de provocar que los residentes abandonen sus viviendas.
  • Desplazamiento de los antiguos residentes: para “vaciar” un barrio de “gente indeseable” o de, ya tú sabe, quien vivía allí antes (¡no vamos a renovar un piso con alguien dentro!).
  • Desplazamiento de antiguos negocios de la zona, en muchos casos pertenecientes a los antiguos residentes (y reemplazo por tiendas de galletas para perros, o carrefours)
  • Desmantelamiento del “tejido social” del barrio, con la consecuente pérdida de recursos sociales (asociaciones de vecinos…).

 

En concreto, el ciclo al que nos referimos (M-C-M’) se puede aplicar al estudio de factores de riesgo de enfermedades crónicas de manera bastante directa:

mcm

El mercado inmobiliario es una de las formas en las que “las vueltas” del ciclo MCM’ pueden afectar a nuestra salud. Otras incluyen las vueltas que involucran a la industria alimentaria, del alcohol, tabaco o el petróleo. Cada vez que se repite el ciclo Dinero-Bien de consumo-Dinero alguien ha consumido un bien, que en muchos casos es dañino para la salud. La idea principal que queremos señalar es: las épocas de crecimiento económico suponen una oportunidad para acelerar el ciclo MCM’ y dañar la salud de la población. Es decir, cuando el capitalismo se “acelera”, el ciclo da más vueltas y la salud empeora.

¿Estamos diciendo que las crisis económicas son buenas para la salud?

Lo que estamos diciendo es que los procesos de crecimiento económico no son buenos para la salud. El crecimiento económico impulsa una maquinaria ligada al consumo que puede ser perjudicial para la salud, generando además nuevas formas de maltrato (en forma de estratificación social del acceso a la alimentación, creación de subformas de relación laboral en el ámbito de la precariedad laboral,…) que repercuten negativamente sobre la salud.

No es el eje expansión-contracción económica el que debe servirnos para guiar políticas o interpretar realidades en el ámbito de la salud y el bienestar, dado que sabemos que las condiciones prolongadas de deprivación (existentes en fases de expansión y de contracción pero más generalizadas en momentos de contracción con políticas de austeridad) así como los incrementos de la desigualdad (típicos de fases de expansión) se relacionan con empeoramiento de la salud de las poblaciones.

Siguiendo la famosa frase que se popularizó con el caso Watergate, “it’s not the crime, it’s the cover up” (no es el crimen, es el encubrimiento), no es la analogía crecimiento-bienestar la que nos debería preocupar, sino cómo actuar desde los diferentes niveles de actuación para que tanto las fases de crecimiento como las de decrecimiento dentro de los ciclos del capitalismo no supusieran empeoramientos en la salud de individuos y poblaciones, y acerca de eso sí que existe bastante bibliografía al respecto indicando que las políticas sociales expansivas pueden suponer un factor de estabilización que disminuya los incrementos de mortalidad frente al papel amplificador de los efectos deletéreos de los ciclos económicos que tienen las políticas de austeridad. Os dejamos con un ejemplo, un artículo que compara los efectos de las enormes crisis económicas que sufrieron en los 90, de forma paralela y muy relacionadas entre sí, Cuba y Rusia. Las consecuencias sociales y en salud de ambas crisis fueron muy diferentes, como también lo fueron las respuestas que dieron los gobiernos ante tales crisis.

3 comments

  • El Borreguito Feliz

    «Capitalismo sano». «Naranja mecánica». «Aro cuadrado».

  • Daniel Martínez García

    Interesante artículo. Rompedor de esquemas. Como mínimo los míos.
    Aunque el final me ha generado contradicción. Planteáis que el eje central para mejorar la salud de las poblaciones debe orientarse a «cómo actuar desde los diferentes niveles de actuación para que tanto las fases de crecimiento como las de decrecimiento dentro de los ciclos del capitalismo no supusieran empeoramientos en la salud de individuos y poblaciones». Y para reflexionar sobre ello aportáis un artículo que analiza los diferentes efectos en la salud de dos estados con economía planificada, uno de ellos en transición al capitalismo (Rusia) y otro que permaneció con el mismo sistema económico de control de las palancas esenciales de la economía por parte del estado. A las conclusiones a las que llego, sin profundizar mucho en el tema en cuestión, es que quizás el problema no está en preocuparnos sobre «cómo actuar desde los diferentes niveles de actuación para que tanto las fases de crecimiento como las de decrecimiento dentro de los ciclos del capitalismo no supusieran empeoramientos en la salud de individuos y poblaciones», sino en acabar con el capitalismo y construir entre todos otro sistema socioeconómico. Donde el problema de como mejorar la salud de individuos y poblaciones obviamente también deberá ser abordado.

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