Colectivo Silesia

La ciencia avanza con cada funeral

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por Usama Bilal y Pedro Gullón.

Precariedad Laboral Cientifica.

La precarización de las jóvenes trabajadoras científicas se ha ido agravando en los últimos años. Más allá de la situación precaria a nivel laboral (y que por si misma es suficiente para la exigencia de derechos laborales dignos), existen repercusiones en la generación de conocimiento científico.

Consecuencias sobre la Ciencia.

Imaginemos un/a joven cualquiera con interés en la salud (pongamos que se llama Hari). Hari tiene sus propias ideas, y cree que en el futuro puede dedicarse a investigar cómo mejorar la salud de la población, y para ello decide que se quiere formar y dedicarse a la investigación y a la Salud Pública.  Se enfrentará a un ciclo de:

  • Máster en Salud Pública (1–2 años a tiempo completo, prácticamente incompatible con otro trabajo): con una subida en los últimos años de un 100% en sus tasas en algunas Comunidades Autónomas y una reducción en las becas.
  • Doctorado (3 años a tiempo completo, 5 a tiempo parcial): con reducción de becas, y contratos pre-doc precarios (tan precarios como trabajo gratis).
  • Pot-doc (a lo mejor infinito en tiempo) con situaciones muy precarias (*).

Durante este tiempo, Hari siempre intentó inculcar sus ideas, siempre pensó que sus mentores estaban atascados en las mismas ideas de siempre, que los métodos que usaban estaban atascados, y que se necesitaban nuevas formas de actuar. Pero Hari se lo callaba, Hari necesitaba caerle bien a su jefe, Hari necesitaba que su jefe apostara por él (le “apadrine”). Así que decidió no discutirle las ideas, no sea que su compañera Dors consiga el único contrato que hay. Y claro, de algo hay que comer… Los mismos fenómenos que se aplican a otras precarizaciones laborales retienen a Hari en esta etapa de su carrera y frenan cualquier tipo de avance y pensamiento critico.

La precariedad de las jóvenes científicas como Hari amplifica los conflictos generacionales y dificulta los cambios de paradigma. Nos explicamos. El conocimiento científico, lejos de ser neutro a las circunstancias que le rodean, está enmarcado dentro de lo que se conoce como paradigma dominante (e incluso hegemonico); esto es, las formas de entender el mundo que definen los conceptos que luego son estudiados. En relación a la salud, y más concretamente en la Salud Pública, el paradigma positivista y el individualismo metodologico eliminaron del pensamiento salubrista las perspectivas que consideraban esencial el estudio del contexto histórico, económico y social para mejorar la salud de la población (la pérdida de Virchow). Sin embargo, generaciones más actuales, apoyada por algunos “outsiders” críticos que han ayudado a nuestra formación, tenemos la capacidad y el potencial de dar la vuelta a la tortilla, de modificar el sentido común y la forma de entender la Salud**. Han puesto de nuevo el foco en las causas de las causas, en los determinantes estructurales que hacen que estemos más enfermos o más sanos. No obstante, la precariedad frena todo esto proceso. La precariedad de las jóvenes científicas en Salud Pública nos sitúa en una situación de conflicto generacional, con una asimetría de poder entre aquellas que ostentan el privilegio y la posición de seguridad, y aquellas desposeídas, precarizadas y obligadas como Hari a actuar sin ningún tipo de independencia para poder comer, en lo que supone la creación de una especie de lumpenproletario científico para perpetuar los paradigmas dominantes.

Apoyo a la Marea Roja.

Desde el Colectivo Silesia creemos de enorme importancia la lucha contra la precarización de todas las trabajadoras. En particular, y como colectivo de índole salubrista, creemos que la precarización laboral supone uno de los determinantes de la salud mas importantes a nivel poblacional. Ademas, tambien como colectivo salubrista (y por ende y en cierto modo científico), creemos que la precarización laboral de las trabajadoras científicas supone (a) una violación a sus derechos como trabajadoras y (b) un enorme freno al avance de la ciencia como herramienta de transformacion y cambio social***.

(*) Si es médicx, todavía tiene la opción de elegir la residencia de Medicina Preventiva y Salud Pública, y sustituye al menos 4 años con un sueldo. Aquí omitiremos (que no ignoramos) sus propias fases precarias. Si os preguntáis si Hari es médica, en una entrevista, él se autodenominó psicohistoriador.

(**) Con esto no decimos que no haya investigadoras asentadas que tengan esto en cuenta y lo hagan bandera de su investigación. Con esto tomamos un punto de vista “poblacional” (donde la población es la masa científica): la probabilidad del pensamiento innovador decrece con la edad. Esto no excluye “outliers” con gran experiencia que sigan siendo innovadoras.

(***) Es importante no caer en la tentación de reificar a la ciencia y convertirla en una cosa con “entidad en si misma”. Es decir, la “#ciencia” no existe por si misma, existe por una necesidad social de mejora de las condiciones de vida de la población, de conocer el mundo para transformarlo hacia algo mejor. Por lo tanto no hemos de financiar actuaciones científicas “porque sí”, las hemos de financiar en tanto en cuanto nos permiten una ventana al mundo mucho mas crítica que otras formas de conocimiento.

3 comments

  • Daniel Martínez García

    Muy interesante. Era consciente de la precariedad en el mundo de la investigación y de la existencia y lucha de la Marea Roja. Pero no había reflexionado sobre que papel juega la precariedad como freno en los cambios de paradigmas científicos.
    Felicidades y gracias por la aportación.

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