Colectivo Silesia

Multi (resistencias) al cambio: un dialogo entre dos miradas

por Carmen López Fando y Alfonso López Fando

Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos. Viktor Frankl (1905-1997)

Nos cuesta cambiar aunque sea para bien.  Salir de nuestra zona de confort, aunque no sea cómoda, supone salir del patrón de carácter y de relación al que nos hemos acostumbrado. En muchas ocasiones, experimentamos (multi) resistencias a lo nuevo, a lo diferente, al cambio.  Esta puede ser una de las grandes paradojas de nuestra vida: somos cambio, creación,  co-creadores, nuestras células son buena muestra de ello  y, sin embargo, tendemos a la repetición, a la rutina, al estancamiento.

Somos trans-formación, trans-ito. Si lo acogemos fluimos. Si no nos aceptamos así, enfermamos. “Nos bloqueamos”. La Tierra se mueve a 280.000 kms. por hora así que es imposible que estemos ahora donde estábamos ayer. Sufrir no es otra cosa que resistirse a lo que es. Intentar que lo que tiene que suceder no suceda, o que lo que tiene que irse, no se vaya, es sufrimiento.  Parece más saludable que ya que nos tras-ladamos, lo hagamos conscientes y con gusto.

Hay un beneficio secundario que justifica no cambiar. Podríamos vivir más sanamente, más conscientes, más presentes, más responsables, más libres pero vivir así tiene un coste que muchos no estamos dispuestos a aceptar, aunque lo formulemos como deseo cada día.

Vivir desensibilizados, negando lo que sucede, no permitiendo que nos afecte, tiene el coste de no vivir conectados con nuestra esencia pero el beneficio de adjudicar al afuera, a los otros (nuestros padres, nuestra sociedad, a nuestros compañeros/as …)  la culpa de nuestros males y así no tener que decidir, apostar y arriesgarse al cambio.

Vivir alimentados de introyectos, de pre-juicios, opiniones convertidas en certezas sin masticar y contrastar, tiene el precio de no experimentar por una misma la vida que tenemos delante, pero tiene el beneficio de vivir protegidos/as , amparados en el miedo de otros, con la seguridad que da vivir en una pequeña burbuja.

Vivir proyectando en los demás para que sean otros los que cambien el mundo que no nos gusta, tiene el precio de terminar viviendo en el espacio que nos dejan, no el que elegimos, pero tiene el beneficio de sobrevivir sin hacerse cargo de la realidad y no hacerse responsable de su transformación.

Vivir transformando la energía de la acción en pensamientos o en sentimientos de lamento y queja, tiene el coste de hacerse daño y enfermar, pero tiene el beneficio del victimismo, del desamparo y el abandono de nuestra propia capacidad para elegir cómo queremos vivir y hacerlo real.

Vivir desviando nuestra energía en pequeñas tareas urgentes, tiene el coste de no andar centrados en lo importante, pero también por eso pagamos el precio de nuestra continua insatisfacción en la que ningún logro nos parece suficiente porque realmente no alimentamos lo esencial de nuestra vida.

Vivir enganchados y confluyentes con el entorno tiene el precio de hacernos dependientes y perpetuar patrones infantiles pero tiene el beneficio de creer que como no podemos vivir sin el otro.  De que  son los demás los responsables de encontrar el sentido de nuestra vida y son los otros los que deben hacer algo para que nosotros seamos felices.

Vivir sanos es vivir despiertos, es preguntarse, contrastar, explorar, atreverse a cambiar. Atravesar la pereza, el miedo, la vergüenza como resistencias emocionales al cambio. Curar heridas, hacer cicatriz, y  atreverse a cambiar relaciones enganchadas en el pasado por vínculos renovados en el presente. Cuidar-se y cuidar, atravesar el individualismo social en el que crecemos y cambiarlo por una mirada más amplia, más cierta. El sujeto del ser humano no es un un yo aislado no es solo individuo, es persona, es nosotras/os. Es Comunidad. Somos Comunidad.

Nuestra tarea es habitar los contextos privados y públicos en los trabajamos y vivimos. Muchas veces no se nos invita a hacerlo en esta sociedad acomodada. Cuerpo y alma estancados se resisten. Por eso los cambios necesitamos hacerlos juntos, juntas, muchos, aleteos de mariposa,  para que unos y otros nos ayudemos a atravesar las ( multi) resitencias que tenemos por inercia.

 

Este texto es fruto de unas cuantas conversaciones inacabadas en distintos espacios ( horas juntos, emails, intercambios de libros, …) a lo largo de nuestros días.  Somos: Alfonso López Fando (Gestalt Coach y Psicoterapeuta Gestalt del Centro CLAVES de Badajoz) y Carmen López Fando (médica de familia y parte de Colectivo SIlesia) para este número de Multiresistencias.

 

Para ampliar:

Lopez-Fando, A . Proceso terapéutico individual. Resistencias emocionales al cambio.  Tesis doctoral. ( Disponible aqui )

Pierret, G. La Terapia Gestalt. Su práctica en la vida cotidiana, ed. Dilema y Mandala ed., Madrid, 1990

 

 

 

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