Colectivo Silesia

«Hacer-tests-masivos» como cliché.

Si uno pregunta en un grupo cualquiera de whatsapp o en la cola (guardando el metro de rigor) de la frutería qué es lo que tiene que hacer España para mejorar su respuesta a la epidemia de COVID-19, es muy probable que una o varias personas digan “hacer tests masivos”. Muy probablemente esto irá aderezado con una comparación con Corea del Sur y, en el peor (o el mejor, uno ya no sabe) de los casos, una referencia a que a no-sé-quien sin hacerle test le dijeron que tenía que confinarse en casa y sin test le dieron el alta.

Uno puede estar de acuerdo en que aumentar la capacidad de realización de pruebas diagnósticas (PCR) y de test de detección masivos (kits de antígenos o de inmunoglobulinas) lleva semanas siendo algo deseable, pero eso es un lugar común. En las circunstancias en las que nos encontramos, todo el mundo está a favor de lo bueno y en contra de lo malo, el problema es que no basta con decirlo. España ha afrontado la compra de dispositivos para la identificación de casos (ya fueran reactivos para la realización de PCRs o kits) en un contexto de fuerte competencia global acompañado de una ausencia total de capacidad de producción propia, y todo ello sobre unos servicios de salud pública tremendamente insuficientes (nada nuevo) y una estructura de la salud pública en sí con múltiples déficits (que la Ley General de Salud Pública vino a enmendar pero para ello era preciso no guardarla en un cajón).

En ese contexto, hacer-tests-masivos se ha metido en el imaginario colectivo como un mantra a repetir periódicamente que enfatiza los errores de las instituciones y coloca al que lo dice en una especie de posición de conocimiento técnico, sin llegar a analizar que hacer-tests-masivos tiene poco que ver con realizar una prueba diagnóstica a una proporción más o menos grande de la población; hacer tests masivos significa tener la capacidad necesaria para hacerlos (que incluye el aparataje técnico en el caso de hablar de PCR -que no son “tests”, propiamente dichas- o los kits en los demás casos, así como los profesionales para ello); significa contar con un cuerpo de profesionales sanitarios (ya sean trabajadores de salud pública o ya sean personas capacitadas para ello aunque habitualmente trabajen en otro nivel asistencial) capaces de detectar los casos, hacer un estudio del mismo y de sus contactos, aislar los contactos íntimos y hacer vigilancia activa, logrando frenar la cadena de transmisión más allá de los pacientes sintomáticos; significa contar con lugares donde aislar a las personas que no se puedan aislar en su casa.

Hacer-tests-masivos no puede ser el término solucionista tecnológico que esconda todo lo demás que hace falta (y, spoiler, que no tenemos) para que los tests sirvan para algo. Hacer-tests-masivos no puede ser eso-que-hicieron-en-Corea (nadie habla de que algo ayudaría la capacidad industrial de Corea a este respecto, con un modelo productivo más allá de tirar cañas y poner hamacas a bajo coste), sino que se debe trascender el cliché y llenarlo de un contenido que signifique algo para nuestro contexto.

Nuestro hacer-test-masivos probablemente quiera decir ver de qué manera vamos a lograr cumplir los puntos de la hoja de ruta de la Comisión Europea para el desconfinamiento que, junto a otros aspectos, señalan I) la necesidad de desarrollar un sistema robusto de detección, notificación y seguimiento de casos y contactos y II) la conveniencia de expandir la capacidad de realizar test y armonizar las metodologías de testeo. Esto, a día de hoy, no se puede hacer solamente con la fuerza de trabajo presente en el sistema de salud -al menos no en algunas regiones como la Comunidad de Madrid-, especialmente si tenemos en cuenta que el conjunto del sistema sanitario empezará a verse sometido a importantes presiones de demanda relacionadas con las otras olas epidémicas que están por venir, las de todas las patologías que estuvieron en espera durante este tiempo y las de los efectos psicológicos, emocionales y, en definitiva, sociales, de esta primera ola epidémica. Si queremos que hacer-tests-masivos sea algo real y factible y, sobre todo, que sirva para algo más que para ponerle una etiqueta diagnóstica o inmunológica a gente a la que después no se pueda hacer seguimiento, es preciso tener capacidad para ir mucho más allá en el seguimiento y control de casos y contactos de lo que se puede ir con la estructura y dotación actual de los servicios de salud pública.

Quienes recuerdan que la OMS dice que “tests, tests, tests” como forma de afrontar la pandemia, deberían recordar así mismo que la misma organización lleva años diciendo que hay que potenciar la Atención Primaria y planificar y blindar los recursos humanos como principal forma de garantizar la capacidad de respuesta de los sistemas de salud.

Todo el mundo está de acuerdo en que sin una importante capacidad de realizar pruebas diagnósticas va a costar salir de esta situación de forma correcta. Ahí no está el debate. Ninguno. Ahora bien, si hacer-tests-masivos significa dotarnos de todo el capital humano y organizativo para ello, entonces la cosa será más efectiva y compleja; sin embargo, si hacer-tests-masivos es la versión tecnológica de poner chalecos salvavidas en las piscinas sin poner un socorrista, entonces será un episodio más (de tantos) de solucionismo tecnológico corto de miras.

Debajo de los tests están los servicios de salud pública.

[las valoraciones sobre hacer tests inmunológicos de forma indiscriminada en medio de la epidemia los dejamos para otro episodio]

6 comments

  • Aurelio Duque Valencia

    Así es, más alianza Atención Primaria y Salud Pública para hacer una mejor Atención Comunitaria con la participación de la ciudadanía …y más

  • En realidad el sistema tiene capacidad de sobra para hacer los tests que hagan falta y ya tiene un sistema descentralizado y que llega a toda la población para hacer la vigilancia epidemiològica. El problema es que los líderes técnicos (no sólo los líderes políticos, que tampoco) del sistema no conocen el propio sistema. No saben en qué consiste hacer serologias (que cualquier laboratorio puede poner a punto el testado en menos de 2 semanas si hay alguien que produzca proteína) y en cómo se podría escalar localmente el testado masivo (ni se lo plantean de hecho) o como podría nacer de esta crisis una indústria local para ello (aunque fuera para la siguiente crisis). Y no saben la potencialidad de la primaria para hacer vigilancia epidemiològica de primer nivel. Pero en Cataluña obligaron a la Primaria a derivar a los pacientes a un teléfono centralizado que colapsó en el minuto uno para hacer los reportes y la vigilancia. Así como los hospitales lograron reorientarse, abrir espacios, reciclar profesionales y lo han hecho de una forma relativamente exitosa, no hay nadie por encima en el sistema que sea capaz de articular una respuesta orquestada. No es cuestión de medios. Es cuestión de liderazgo.

    • colectivosilesia

      Cuando he puesto «al menos no en algunas regiones como la Comunidad de Madrid» lo he hecho con conocimiento de causa. Con los efectivos actuales en Atención Primaria y las tasas de incidencia que se han manejado en regiones como Madrid, era imposible hacer un estudio de caso + seguimiento (11 horas según CDC) + controles íntimos (1h) además del resto de la tarea, que algo se ha seguido haciendo aunque se haya intentado minimizar.

      ¿Que se podría asumir ahora con la gente que hay? Pues depende de cuánto tiempo pretendamos seguir dejando atrás el resto de patologías. La Atención Primaria tiene un papel nuclear en la respuesta a algo así, vamos, llevo la vida defendiendo eso o similar, pero no queramos que la Atención Primaria haga de Salud Pública (además de hacer de Atención Primaria).

  • Juan Antonio Mata

    Y si se inbrica a la farmacia comunitaria en todo eso? Cómo lo veis?

    • Jose

      Por desgracia, estoy de acuerdo con Querolus teníamos el potencial humano y técnico, incluso sanitario para hacerlo. Esta semana se ha empezado a dar la homologa ion a centros del CSIC para intervenir cuando desde primeros de Marzo hay laboratorios y personal voluntario para haber intervenido igual q se ha hecho en Alemania, que en días habilitaron una Red nacional de 20 centros…
      Hemos intentado proveer al Ministerio de Test rápidos y la respuesta fue que quizás dentro de un par de meses.
      los test de PCR fabricados en España se están exportando desde primeros de Abril a otros paises(EEUU, Bélgica, etc…).
      Tampoco se ha dejado que en vez de kits se hubieran usado reactivos, proteínas y otros basicos q cualquier servicio de cualquier centro del CSIC puede generar a cantidades considerables…
      Solo hemos usado la medida más burda, el confinamiento, q además es la más perjudicial para otros aspectos de nuestra sociedad. La herramienta de los países que no tienen los medios, ni el ingenio ni las ganas de hacer lo mejor por los suyos…
      Y también de acuerdo en que las farmacias se pueden incluir, de hecho aunq menospreciadas, son parte del sistema sanitario, y creo que pueden hacer e interpretar test rápidos sin problema(quizás, en un principio, coordinandolo a través de la pertinente prescripción médica para no malgastar los).
      También son necesarios los centros de análisis y diagnósticos a los cuales se bloqueo por Decreto.
      En resumen, a diferencia de otros países q han sabido gestionar la respuesta a la pandemia, aquí no se ha querido…

  • Pingback: [BigDataSur-COVID] Riesgos e incertidumbres en las aplicaciones para el rastreo de contagios {2/2) – DATACTIVE

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